Cada deseo que tengas en tu vida, es como una semilla que puede germinar. Indiscutiblemente los seres humanos tenemos la capacidad de soñar, y con los sueños nacen aquellos deseos dentro de nuestro corazón que se convierten en el motor que enciende nuestras vidas.
Cada deseo que existe dentro de tu corazón tiene el potencial completo para realizarse, pero para que se cristalice como lo deseas es necesario que al igual que una semilla lo siembres, cuides y protejas, le abones y con frecuencia lo riegues, este cuidado hará que tu semilla poco a poco se desarrolle, y comience a crecer haciendo fuertes raíces y en el momento preciso se convierta en un frondoso árbol que produzca sus frutos.
Tu deseo se convertirá en una hermosa realidad, si constantemente te enfocas en el, si buscas el camino a seguir para llegar a hacerlo realidad, si en lugar de sólo imaginarlo comienzas a trabajar para que puedas lograr lo que deseas, tu deseo se hace más fuerte y deja dejas de sentirlo como algo imposible o muy lejano, sino que a cada pequeño paso que das sientes como te vas acercando a él y te vas llenando de fe en que el éxito esta más cerca.
Para que un deseo florezca es necesario de un soñador que este dispuesto a creer en imposibles, de un soñador que este dispuesto a afrontar las duras pruebas que se esconden en el camino y que no se rinda cuando parezca que todo se desvía de la meta.
Tu deseo se convertirá en realidad cuando hayas logrado quitar las resistencias que te muestran de manera lógica las razones por las cuales es imposible que hagas tangible tu deseo. Cuando ya no sientas dudas, cuando no sientas ansiedad de verlo realizado y simplemente sigas fluyendo armónicamente y sintiéndote feliz a pesar de que aún sea sólo un sueño, en ese momento tu deseo vendrá a ti convertido en un hecho irrefutable de realidad, que has manifestado con la fuerza de tu corazón, la confianza y el tesón.
Por:
Sandra P. Coral D.
Directora Portal Psicoéxito
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