Que difícil resulta para muchas personas entender la diferencia de ideas y pensamientos de otros, en ello radican los diferentes estilos de vida, y como la gente vive su propia vida y experimenta las circunstancias que acontecen en su vida. Cada uno tiene una forma muy particular de interpretar la vida y las experiencias que en ella suceden, y no todos podemos aceptar que se piense diferente, estamos acostumbrados a que “vivir bien” tiene una única forma, y nos han enseñado desde muy pequeños que esa única forma correcta es la nuestra.
Tener esta creencia nos aleja de la convivencia basada en el respeto a los demás, porque nos cerramos a permitir en nuestra mente otra posibilidad muy distinta a la que nosotros aprendimos, por ello no existe bien o mal, correcto o incorrecto, pienso que más bien existen miles de posibilidades con las cuales podemos estar o no estar de acuerdo, compartir o no porque no es lo que creemos apropiado según nuestro parámetro con el cual medimos.
Cultivar la tolerancia entonces, viene a convertirse en una necesidad prioritaria en nuestra sociedad, abrir nuestra mente a una nueva forma de pensar en donde estamos en el mismo lugar miles de personas con ideas diferentes, muchas veces opuestas a lo que nosotros pensamos, y asi, tenemos todos el derecho de vivir en el planeta tierra, y de ser como somos, siempre respetando no afectar a otros con nuestras acciones. Parece simple y sencillo, pero en la realidad no lo es, sobretodo sino tenemos la disposición de permitir que el otro piense como desea y no tengamos la necesidad de convencerlo de que nuestra forma personal de ver el mundo es la que debe de adoptar de manera indiscutible.
Alguien que quiso mantenerse en el anonimato dijo: “ El regalo más grande que le puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida”. Gran frase, que nos compromete a ser algo más que palabras, algo más que necesidad de controlar a otros, sino que más bien nos dice que es necesario ser un ejemplo a seguir, un ser humano que pueda entregar algo más que una simple sucesión de años vividos sin ningún objetivo, más aún, nos compromete a dar de nosotros lo mejor, en cada momento, al vivir en comunidad, al respetar las ideologías, al saber seguir sus ideales sin necesidad de tener que arrastrar a otros para que te sigan afectando su libre albedrio, un ejemplo de no imposición sino de tolerancia, alegría y amor.
Intentemos ponernos en el lugar de los demás, salirnos un poco de nuestro propio guion en el que todo tiene una lógica a seguir, que personalmente crees que todos tienen que entender pero que en la práctica no es tan fácil cuando sabemos que todas las personas son un mundo diferente porque ven el mundo de manera diferente. Tratemos de conocer al otro, de adentrarnos en su naturaleza mental y desprendiéndonos de nuestros pensamientos por un momento logremos entender porque le es tan difícil al otro comprenderte a ti y a tus ideas.
Luego de haber conseguido esta comprensión entonces decide que es posible respetar sus ideas, que es posible permitirles que tengan su ritmo para crecer, para aprender, y para lograr los cambios que quizás tú, hoy, ya has logrado. No los critiques duramente sin detenerte a hacer este ejercicio de tolerancia y respeto, definitivamente si logras comprender a otros y dejas de esperar que otros te comprendan te sorprenderás viviendo una vida mucho más tranquila y feliz, porque cuando te permites guardar expectativas acerca de ti mismo, los resultados suelen ser mas alentadores.
Autora:
Sandra P. Coral D.
Psicóloga, fundadora y directora Portal Psicoéxito
Especialista en superación personal, ley de atracción y desarrollo humano.
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