En la vida todos pasamos por momentos y circunstancias que pueden ser difíciles de afrontar, la vida suele darnos enseñanzas de maneras realmente fuertes, y cuando creemos que tenemos todo bajo control de repente llega a nuestra vida una situación que se convierte en algo que escapa de nuestras manos, y a pesar de intentar cambiar las cosas llegamos a la conclusión de que no todo puede ser controlado y que existen momentos en la vida en donde es mejor permitir dejar que las cosas fluyan de la manera en que tengan que hacerlo.
Definitivamente no estamos acostumbrados a dejar fluir los problemas y las circunstancias difíciles que llegan a nosotros, hemos sido enseñados a cortar las cosas que nos pueden dañar o causar algún sufrimiento antes de que el daño se extienda más y más. Y a pesar de que esto en parte es positivo, en algunas ocasiones escapa de nuestras manos el que las situaciones continúen avanzando, a veces escapa de nosotros el hecho de que se detengan y es importante adoptar una postura diferente, aquella en la que no sigues luchando contra lo inevitable, y permites que la situación fluya para que puedas sanar poco a poco.
Un ejemplo de una situación que escapa de tu control es cuando en el matrimonio uno de los cónyuges decide que desea el divorcio, y a pesar de intentar mejorar la relación, proponer una terapia, cambiar aspectos de la vida en pareja, intentar buscar la solución para evitar el divorcio y después de mucho intentar la pareja continua con su decisión de querer terminar la relación, es en ese momento en donde te das cuenta que a pesar de querer controlar el resultado de esa decisión y cambiarlo por otra opción ya no puedes hacer nada para evitarlo, pues sobre otra persona y las elecciones que haga no tenemos ningún control y el intentar continuar negándonos a permitir que fluyan las cosas como deberían, estamos haciéndonos más daño del que nos haríamos si decidiéramos aceptar con valor y con madurez las circunstancias presentes.
Cuando aceptamos que hay momentos en la vida, que después de mucho intentarlo lo mejor es dejar que las cosas sucedan como tengan que suceder, estamos dándonos la oportunidad de aceptar que no tenemos el control de todo y de todos y quitándonos la presión extra que esto implica.
No se trata de resignarse amargamente y dedicar el resto de nuestra historia a sufrir lo que nos queda de vida, se trata de aceptar y afrontar con valor, abrazando el dolor del momento pero con la plena seguridad que ese dolor también pasará , como todos los momentos difíciles que en algún momento hemos experimentado, agradecer con amor en el corazón lo que la vida nos ha permitido hasta el momento, aceptar que no siempre la vida está llena de circunstancias felices, y entender que al final del sufrimiento se queda un aprendizaje sabiendo que esa experiencia que has aprendido a aceptar y a enfrentar con valor te ha hecho una persona más fuerte.
Sobre la autora:
Sandra Patricia Coral D.
Psicóloga, fundadora y directora del Portal Psicoéxito.
Especialista en superación personal, ley de atracción y desarrollo humano.
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